Aunque baja el IPC, la alimentación sube el 5,3 %. USO reivindica que los salarios recuperen el poder adquisitivo perdido acumulado
El IPC baja del 3 % por primera vez desde el verano pasado, con una subida del 2,8 % en febrero. La inflación subyacente, por su parte, sigue bajando lentamente (una décima) y se queda en el 3,5 %.
Los dos principales grupos que han bajado el IPC son de productos básicos: electricidad y alimentos. Sin embargo, es una bajada de inflación muy engañosa.
“Con respecto a los alimentos, no es porque bajen, sino porque suben menos que el año pasado. Aun así, estamos aún ante un aumento de precios de la alimentación de más del 5 %, con productos que siguen subiendo, como el pan y la fruta”, denuncia Joaquín Pérez, secretario general de USO.
“Y, en relación a la electricidad, la bajada del precio del kilovatio hora no la notaremos en los bolsillos, al subir los impuestos. Desde USO defendemos una nueva fiscalidad para un producto básico como es la energía en el hogar: un IVA superreducido. El precio de la luz no puede condicionar la vida diaria de millones de familias”, reclama Pérez.
Entre los precios que no solo han subido, sino que lo han hecho más que hace un año, están los del transporte. Ha vuelto a aumentar el precio de los carburantes y también de algunos transportes de pasajeros.
Salarios con pérdida acumulada
En comparativa con los salarios, “la media pactada por convenio ya está pareja con el IPC, 2,85 %. Pero estamos muy lejos de recuperar el nivel adquisitivo previo a la guerra de Ucrania y la oleada de aumentos en productos básicos. Por ejemplo, los aceites han subido, desde 2021, un 120,8 %. Se han más que duplicado en tres años. El azúcar, un 62 %; la leche y los huevos, un 40 %. Y así, un largo etcétera. De esa pérdida acumulada, mes tras mes, los salarios no se recuperan, y hoy somos más pobres que en 2021”, arremete el secretario general de USO.
“Mientras algunas cadenas alimentarias y de supermercados presumen de incrementar sus beneficios en los últimos meses, se evidencia que parte de esos beneficios cada vez mayores son a costa de las familias”. Por eso, sigue apostando “por una vigilancia en la especulación de los alimentos, con una coordinación entre los ministerios implicados que no deje en el aire de quién es la competencia. Y, con respecto a los salarios, hay que apostar por las cláusulas de revisión y un porcentaje de recuperación de poder adquisitivo”, pide Joaquín Pérez.
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